En el pasado, el estudio de los peligros de la conducción relacionados con la edad se ha centrado generalmente en los adolescentes y los veinteañeros, los grupos demográficos con los historiales de conducción más cuestionables. Más recientemente, los expertos en seguridad han empezado a investigar los efectos del envejecimiento en las habilidades al volante. Esta semana, por ejemplo, la Junta Nacional de Seguridad en el Transporte organiza el primer foro del país sobre conductores de edad avanzada y las medidas que pueden adoptarse para garantizar que estos conductores reciban la ayuda que necesitan y dejen de conducir cuando ya no sea seguro hacerlo. El acto, de dos días de duración y celebrado en Washington DC, contará con el testimonio de expertos y funcionarios gubernamentales, y hará hincapié en la reducción de los accidentes de tráfico mortales.

A medida que la generación del "baby boom" se jubila, los conductores de edad avanzada podrían dominar cada vez más las carreteras. En 15 años, por ejemplo, se espera que los mayores de 65 años representen el 20% de todos los conductores. Esto supone un aumento de los 30 millones de conductores de más de 65 años actuales a unos 57 millones en 2030, según las previsiones de la Oficina de Rendición de Cuentas del Gobierno. Aunque los problemas asociados al envejecimiento de los conductores son evidentes, pedir a la gente que renuncie a su movilidad no es tarea sencilla. "Para muchos, nuestros hogares no serán sólo un lugar donde envejecer, sino también un arresto domiciliario", afirma Joseph Coughlin, del AgeLab del Instituto Tecnológico de Massachusetts.

Pero las estadísticas no son alentadoras para los conductores de edad avanzada. Por término medio, los índices de mortalidad empiezan a aumentar una vez que los conductores superan los 75 años de edad. Los conductores de más de 85 años tienen más probabilidades de verse implicados en un accidente mortal que los adolescentes y los veinteañeros. Esto se debe tanto al deterioro de la visión y el tiempo de reacción como al debilitamiento del organismo, que tiene menos probabilidades de sobrevivir a un accidente de tráfico grave.

Algunos han recurrido a la tecnología de los vehículos para prolongar su vida al volante. Los consumidores pueden comprar, por ejemplo, sistemas de aviso de colisión o productos que mejoran la visión nocturna, y mecanismos para aumentar el tiempo de reacción. Estas tecnologías "pueden prolongar la vida al volante de algunas personas mayores, pero no son la panacea", afirma Bonnie Dobbs, de la Universidad de Alberta.

No es de extrañar que algunos conductores de edad avanzada sean reacios a entregar sus llaves incluso cuando sus habilidades al volante disminuyen, porque ello supone una merma de su libertad de movilidad. Teniendo esto en cuenta, hemos desarrollado un recurso en el que se detallan los peligros potenciales asociados a la conducción en la vejez y las alternativas a las que pueden recurrir los mayores si la movilidad personal deja de ser una opción. Consulte nuestro recurso y sintonice el foro de la NTSB hoy mismo para obtener más información sobre la seguridad de los conductores mayores.

Crédito de la foto: ntsb.gov

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Andy Gillin se licenció en la Universidad de California en Berkeley y se licenció en Derecho en la Universidad de Chicago. Es el socio gerente de GJEL Accident Attorneys y ha escrito y dado conferencias en el campo de la ley de lesiones personales de los demandantes para numerosas organizaciones. Desde 1972 ha estado ayudando a las víctimas gravemente heridas en todo el norte de California luchar y ganar sus casos de lesiones personales. Andy es uno de los abogados más premiados y reconocidos por homicidio culposo en el norte de California.