El Congreso ha dejado clara su intención de poner en marcha una revisión de la seguridad de la incipiente industria automovilística del país. Y a pesar de los años en los que han aumentado las quejas sobre seguridad y las retiradas de automóviles, Detroit, junto con los principales fabricantes internacionales, parece dispuesta a resistirse a estas restricciones, que, según afirman, aumentarán drásticamente el coste para el consumidor de los coches nuevos.
En una audiencia celebrada hoy en el Congreso, los legisladores tuvieron palabras muy duras para Toyota, que ha llamado a revisión casi 9 millones de vehículos en todo el mundo, 6 millones de ellos en Estados Unidos. "Toyota ha dicho repetidamente al público que ha realizado pruebas exhaustivas para detectar defectos electrónicos", dijo el representante de California Henry Waxman, presidente del Comité de Energía y Comercio. "No encontramos ninguna base para estas afirmaciones".