Aunque el número de tropas en Irak y Afganistán es cada vez menor, los efectos de una década de guerra seguirán persiguiendo a Estados Unidos. Para los veteranos de Irak y Afganistán, las cicatrices del combate pueden extenderse incluso a las partes mundanas de la vida, como conducir. Un nuevo informe del New York Times pone de relieve una creciente preocupación en la comunidad militar por la capacidad de conducción de los veteranos militares.
Antes me gustaba conducir, ahora mi familia no se siente segura conduciendo conmigo. Ahora mi familia no se siente segura conduciendo conmigo". El fantasma siempre presente de las bombas en las carreteras y la conducción constante por zonas urbanas que pueden estallar en violencia en cualquier momento parece estar haciendo que los veteranos de combate se sientan más ansiosos al volante. Esta comprensible reacción se está extendiendo lo suficiente como para que USAA, uno de los mayores proveedores de seguros para el personal militar y sus familias, tome nota. La agencia informó de que los accidentes de los conductores que regresaron del despliegue aumentaron un 13%.

Esto ha llevado a los investigadores del campo de la psicología a iniciar una serie de estudios sobre los efectos del despliegue en la conducción. En palabras de la profesora Erica Stern, que realiza una investigación para el Pentágono: "No puedo hablar con alguien que haya regresado del servicio sin que me hable de problemas de conducción."

En el fondo, se trata de una paranoia e inquietud que hace que quienes padecen TEPT, incluso en los casos leves, "vean las situaciones ambiguas como hostiles". Esa sensación de estar en guardia, irónicamente, también parece distraer a los conductores de las señales normales de conducción, como las señales de stop y los semáforos en rojo, según un estudio.

Hasta ahora, el principal método de terapia parece consistir en ayudar a los veteranos a tomar conciencia de las situaciones que les ponen nerviosos y de cómo eso afecta a su conducción. Pero eso no puede hacer mucho para que los veteranos que asocian el acto con el peligro vuelvan a disfrutar de la conducción.

Cuando los militares sacrifican años de su vida por su país, resulta desgarrador ver cómo incluso los placeres más sencillos de su vida se ven empañados por la guerra a su regreso. Esperemos que los investigadores que ahora trabajan sean capaces de diseñar métodos para aliviar el estrés de conducir a quienes lo buscan.

Cabe mencionar que los veteranos cercanos al Área de la Bahía pueden participar en uno de estos estudios que se está llevando a cabo en el Veterans Affairs Palo Alto Health Care System por el Dr. Steven Woodward.

Esperemos que investigadores como el Dr. Woodward puedan encontrar formas de aliviar el estrés de la conducción para nuestros veteranos.

Crédito de la foto: ISAFMedia

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Andy Gillin se licenció en la Universidad de California en Berkeley y se licenció en Derecho en la Universidad de Chicago. Es el socio gerente de GJEL Accident Attorneys y ha escrito y dado conferencias en el campo de la ley de lesiones personales de los demandantes para numerosas organizaciones. Desde 1972 ha estado ayudando a las víctimas gravemente heridas en todo el norte de California luchar y ganar sus casos de lesiones personales. Andy es uno de los abogados más premiados y reconocidos por homicidio culposo en el norte de California.